domingo, 6 de septiembre de 2015

Cuando habla la felicidad ...!!!

Cuando habla la felicidad, .... habla el amor, la bondad, la gratitud, el respeto, la tolerancia y, todo lo que esté vinculado a los más elevados valores morales y altruístas.

Es que lo podríamos exponer de la siguiente manera: no es solo cuestión de salud emocional lo que transmite el contenido de tus palabras, es también un reflejo de sabiduría emocional e intelectual, ¿cómo así?.

Conocí una patrona que le gustaba presumir de sabiduría. Se decía lectora de la Biblia y fans Nro. 1 del best seller literario LA CULPA ES DE LA VACA, al punto que eran asiduas las correcciones a sus subalternos apoyada en citas de esos textos de sabiduría, y, me parece genial esa forma de dirigir personal, empero, tenía un grave problema: su corazón tóxico que no sabía hablar de los demás sino para referirse de manera despectiva, burlesca y en general negativamente, de forma que de nada le servía querer presumir con citas célebres si "su lengua era promotora de toxinas".

De manera que la imagen anterior tiene mucha razón: nuestras palabras son un MEDIDOR de nuestra ignorancia o nuestra sabiduría, todo radica en nuestras palabras.




Y, como todo está en nuestra mente, todo se reduce a lo que vemos en los demás, a lo que esperamos de los demás, ... a lo que estamos dispuestos a dar y recibir de los demás. Estoy de acuerdo con el pensamiento de Salinger expuesto antes sobre tener la presunción de que siempre la gente "conspira" para hacerle feliz, y, con tan particular manera de pensar, no puedo imaginar una forma de proceder que no sea amor y felicidad recíproca con el entorno.

De manera que hablar feliz, es sentirse feliz, pero, es también sentir que los demás te desean ver feliz, y que hacen lo mejor para hacerte feliz. Por ejemplo, en un ambiente de trabajo donde todos están conectados por pensamientos y acciones nobles, tengan por seguro que no se escucharán las nocivas TOXINAS de personas enfermas emocionalmente.

A veces situaciones conflictivas con algunas personas, generan cicatrices que no solo enturbian la normal interrelación personal, sino que incluso imposibilitan la palabra amable. Aún cuando es un tema que tiene "mucha tela para cortar" me limitaré a decir que cuando habla la felicidad, ... ¡habla también el perdón y la reconciliación!. La gente feliz, es gente que sabiamente ha curado cicatrices del pasado, y tiene la madurez de perdonar y expresar amor de personas que antes la ofendieron o hirieron de alguna manera.... una persona verdaderamente feliz, no tiene espacio en su corazón para hablar mal ni siquiera de sus antiguos enemigos.

Resulta difícil obviar la relación de la felicidad y su vínculo a otra persona. Si supeditamos nuestra felicidad a otra persona, eso puede ser peligroso, porque al momento de recibir agravios o decepciones, lo más probable es que emitamos juicios de valor enturbiados con palabras desagradables. Lo más sano es nunca olvidar que "nuestra felicidad no está al lado de nadie" sino dentro de nosotros mismos, y, cuando asimilamos este precepto, siempre habrá felicidad en nuestras palabras hacia los demás.



Hay gente que se queja porque "no le ha llegado esa persona especial que cambiará su vida" y sus palabras se convierten en un rosario de frustraciones. Son personas que no han aprendido a amarse a sí mismas, y, tengan por seguro que una persona así es incapaz de amar a otra. Conocí una vez una chica muy bella, la cual todos pretendían, pero se sentía infeliz porque el chico que le gustaba estaba enamorado de otra, y solía decir: ¿qué tiene ella que no tenga yo?, entonces, creo que a gente así le hace falta revisar su imagen en un espejo para valorarse física y emocionalmente y hacer de su lenguaje una oda de felicidad interna y externa.... cuando pensamos en lo que tienen o no tienen los demás, y nos convertimos en jueces, allí no está hablando la felicidad porque se ha perdido la generosidad y respeto a la dignidad humana, clave para llenar de ingredientes de felicidad a nuestras palabras sobre el prójimo.... palabras rebosantes de felicidad, se miran primero en el espejo personal, y estimando lo que luego se recibirá en consecuencia.

Echarle un vistazo al espejo, es también reconocer nuestras capacidades. Ninguna mujer necesita a un hombre para prosperar. Escuché a una compañera calificar de sortaria a una amiga cuyo esposo le pagó una costosa operación de implante de bótox que hizo sensuales sus glúteos y senos. No son palabras de una persona feliz consigo misma, y, es la envidia la que enturbia sus palabras. Se olvida que la felicidad está dentro de ella, no en sus prominentes glúteos o en la apreciación masculina de sus senos. Cuando habla la felicidad, no importan glúteos grandes, sino un corazón engrandecido de gratitud y amor por cada minuto de vida que podemos compartir con los demás, --- a lo cual con emoción exclamo: ¡Amèn!!!.



Y una última reflexión: en lo posible, da preferencia a gente amable, sencilla, evita las personas tóxicas, pero, trata con tolerancia a las tóxicas y con gratitud a las personas amables, porque con ambas categorías de personas te vas a relacionar, y, ambas van a determinar tus palabras, luego sólo tú eres responsable de que sea la felicidad lo que llegue a oídos de los demás, sean tóxicas o amables esas otras personas.








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