viernes, 25 de abril de 2014

El habitáculo de la felicidad

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Muchos se preguntan, al ver a tanta gente stresada e infeliz, ¿existe la felicidad?, ¿dónde habita la felicidad?. Y, sencillamente, la felicidad no sólo existe, es que el habitáculo de la felicidad es tu propio corazón: la felicidad está en tí mismo, pero no la ves, porque el afán y ansiedad por lo material y lo aparente te impide apreciar las cosas que dan felicidad, como son primeramente la bendición de Dios que se manifiesta en cada minuto de vida, y en todo aquello que complementa esa felicidad: la familia, la salud, el trabajo, los amigos.

A veces no ves la felicidad familiar, porque estás inconforme con las posesiones materiales, y pierdes el disfrute del amor familiar. Igual ocurre con tu salud, estás inconforme porque envidias la belleza de otros ú otras, y te impide valorar el amor de tu pareja. O también ocurre con tus amigos, te dedicas a criticarlos o subestimarlos, en lugar de disfrutar la maravilla de tener amigos que te aceptan tal cual eres.





La felicidad de un individuo, está en sí mismo: en la vida misma. Estar vivo, ¡ya es el motivo máximo de felicidad!, y, eso se viene a valorar en los últimos momentos de vida, o cuando has perdido un familiar.

La felicidad está en la capacidad de sentir alegría e irradiar alegría, pero ese sentimiento de alegría es muy personal: es muy tuyo, sólo tú lo puedes experimentar, sólo tú te lo permites o te lo niegas, y, con ello, la posibilidad de ser feliz.





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